La Diáspora

 

No Somos Un Fracaso: La Diáspora Salvadoreña Es Más Patria Que Muchos Aquí

Estos días he visto comentarios bastante ofensivos hacia nuestra diáspora salvadoreña. Gente que se llena la boca diciendo que los salvadoreños en el exterior son un "fracaso", que no "sacaron el cantón de su mente", que "sólo sirven para mandar remesas" y otras tonterías por el estilo.

Pues déjenme decirles algo, bien claro: gracias a esa diáspora que ustedes desprecian, El Salvador no se terminó de hundir en los peores años.
Mientras otros huían de sus responsabilidades, ellos trabajaron de sol a sol en tierras ajenas, sacrificando todo, mandando dinero no para presumir, sino para que aquí sus familias comieran, estudiaran y siguieran adelante.

Muchos de ustedes, que hoy critican, son los mismos que en su momento no tuvieron el valor de buscar un futuro diferente, ni aquí ni fuera. ¿Y ahora quieren venir a dar clases de dignidad? Por favor.

No somos un país pobre por culpa de los migrantes. Somos un país que estuvo secuestrado por décadas por políticos mediocres y ladrones. La diáspora no construyó las desigualdades, no robó presupuestos, no dejó las escuelas cayéndose ni los hospitales sin medicinas. Eso lo hicieron los que gobernaban aquí, mientras la gente afuera hacía lo imposible por enviar unos cuantos dólares para que sus hijos tuvieran lo que aquí el Estado les negaba.

Hablan de "consumismo", de "remesas inútiles", de "esclavitud mental". ¿Qué sabrán ustedes del dolor de dejar tu país, de extrañar tus raíces, de ser discriminado afuera pero aun así seguir luchando y, encima, nunca olvidarte de tu familia ni de tu bandera?

La diáspora salvadoreña no sólo manda dinero. Manda amor, manda apoyo, manda esperanza. Y hoy, más que nunca, muchos quieren regresar, invertir, construir, apoyar los cambios que estamos viviendo.
Y aunque no pisen suelo salvadoreño todos los días, su corazón jamás se fue.

¿Fracaso?
Fracaso es hablar bonito desde un escritorio, menospreciando a quienes sí han hecho sacrificios reales.

Si El Salvador está cambiando, es también porque hay millones de salvadoreños afuera que siguen creyendo en su país.
La diáspora es parte de la nueva historia que estamos escribiendo.
Y eso, señores, no lo van a borrar ni con mil discursos amargados.